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 YA LO PASADO PASADO, Y LOS DEFENSORES DE AMLO LO TIENEN QUE ENTENDER

Por Bernardo S. Cisneros Medina

Para todos aquellos que defienden al Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador,  y culpan a los dos gobiernos federales anteriores por la ola de violencia en México, les recuerdo que ya lo pasado pasado y lo hecho hecho está, en virtud de que Felipe Calderón Hinojosa, ya no está, es decir ya no es el Presidente de México, su sexenio terminó hace casi siete años, Enrique Peña Nieto, entregó el poder hace casi un año.

 Por tal motivo y por obvias razones  a quien le corresponde hacerle frente en este momento crucial de la cruda violencia que se vive en México desde el 1° de enero de 2019, es ni más ni menos y sin politizar que a Andrés Manuel López Obrador. 

Reitero, lo hecho hecho está, ya no hay vuelta atrás, ya no hay reversa, ya lo pasado pasado.

 AMLO ha dicho hasta el cansancio que la guerra contra el crimen organizado ya terminó, me pregunto ¿entonces quien someterá al orden a los integrantes del crimen organizado?,  que un día sí y otro también matan, secuestran, roban, asaltan, extorsionan y violan sin que haya gobierno federal que les ponga un freno.

 Es lamentable, sumamente lamentable y sin politizar insisto que día con día veamos en medios de comunicación impresos, de televisión y digitales escenas escalofriantes. 

Lo que sucedió hoy (ayer) en el poblado de San Miguel Bavispe, Sonora en donde mujeres y niños miembros de la familia LeBaron fueron cruel y arteramente asesinados por un grupo de delincuentes que con la mano en la cintura, sin temor alguno accionaron sus poderosas armas de fuego, en un municipio sonorense gobernado por el PRI y que colinda con Chihuahua gobernado por el PAN. 

Independientemente de que partido político gobierne en Sonora o en Chihuahua, el hecho es que la administración de López Obrador, no ha sido capaz, ni ha tenido el valor para ponerles un hasta aquí a quienes con toda impunidad actúan al margen de la ley a veintiséis días de que actual  gobierno federal cumpla su primer año.

 En otras ocasiones lo he referido y en esta no es la excepción, si bien es cierto que el delito de homicidio doloso es del Orden Común, cuando se comente con armas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas y de las investigaciones se desprende que el homicidio tiene como móvil el narcotráfico de inmediato pasa a ser de competencia federal.

 A lo largo de casi once meses de gobierno lópez obradorista se han cometido asesinatos aberrantes que enlutaron a varias familias, tanto en Salamanca, Guanajuato en un centro nocturno, en Minatitlán, Veracruz y ahora en el San Miguel Bavispe, Sonora, homicidios con la marca y sello indeleble del crimen organizado que por supuesto quedan impunes, en virtud de que la Fiscalía General de la República a cargo de la Alejandro Gertz Manero, no ha sido capaz, de culminar una Carpeta de Investigación con el fin de castigar a los autores intelectuales y materiales de tan abominables asesinatos. 

Pero que tal el gobierno de la Cuarta Transformación, está sumido en la cacería de brujas, con la Estafa Maestra, que tiene en Rosario Robles Berlanga a su principal autora y con el caso Odebrech que a su vez trae en la mira a Emilio Lozoya Austin, ex -director de Petróleos Mexicanos, en pleitos estériles y banales con los periodistas que critican al Jefe del Poder Ejecutivo Federal, en su austeridad Republicana, en encontrar a los 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, como si los miles de desaparecidos no tuvieron los mismos derechos y justificando desde hace casi dos semanas su rotundo fracaso por el Culiacanazo, acción fallida que obligó al Gobierno federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador a humillarse, a ponerse de rodillas y a los pies de los narcotraficantes, en este caso del Cártel de Sinaloa. 

Culiacanazo que además originó que el propio Secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval González, empinara y exhibiera públicamente a uno de sus subordinados, cual chivo expiatorio, desliz del titular de la Sedena que causo molestia entre los generales en retiro, quienes en privado y públicamente manifiestan su descontento de como Andrés Manuel López Obrador, Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas del país conduce la política en materia de Seguridad, política que incluso ha dejado muy mal parado al todavía glorioso y leal Ejército Mexicano, cuyos elementos han puesto una mejilla y la otra también para recibir los duros golpes y la humillación de viles y cobardes delincuentes que hoy se sienten intocables e impunes. 

 El actual mandatario federal tiene que entender que ni las mamacitas, ni las abuelitas podrán hacer que sus hijos y nietos que se portan mal cambien de la noche a la mañana con coscorrones o con jalones de orejas, porque reza el refrán popular que árbol que nace torcido jamás su tronco endereza.

 Más bien López Obrador debe de tomar el toro por los cuernos y si se fijó como plazo un años, para “devolvernos la paz y la tranquilidad”, debe acortar el plazo a seis meses porque de lo contrario el reguero de sangre entre los malos que están guerra constante y las víctimas inocentes o colaterales continuará para el próximo año a escalas inalcanzables. 

Si López Obrador insiste en voltear la vista a otro lado para no resolver tan grave situación de inseguridad, incurre en una omisión y la omisión es un delito que tiene que ser castigado.

El autor de esta columna es Licenciado en Derecho, egresado de la Universidad de Tijuana CUT, Campus Altamira, es periodista desde hace 35 años y es Director del portal de internet www.enseladadeportivabaja.net 

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