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LA NOCHE DE LOS NAHUALES || Por Benjamín M. Ramírez

¿OTRA REFORMA EDUCATIVA? EL AS BAJO LA MANGA O ME VALEN DOS PESOS SUS COMENTARIOS.

 

Cursaba el cuarto grado de educación primaria cuando separaron al grupo en dos: estudiaríamos “ciencias”. Así lo expresó la profesora que se haría cargo del grupo de niños con cierto perfil de aprendizaje. Se experimentaban las bondades de una “Nueva Escuela”, una nueva reforma.

 

Y así, desde hace varios sexenios, quizá en los últimos 30 años, se ha experimentado, sin encontrar aún el rumbo sobre el derrotero que se debe obtener en el aula.

 

Añado, a lo anterior, una breve anécdota que se presentó en una plenaria de docentes convocados para definir los lineamientos de enseñanza y aprendizaje en el nivel medio superior, hace más de 23 años: “dejemos que los jóvenes decidan si quieren aprender matemáticas o no”. La audiencia entera estalló en risas. La audaz propuesta fue rechazada por ilógica, incoherente, incongruente y pueril.

 

Al menos, así se percibió.

 

Hoy se alzan algunas voces para cambiar la calificación de cero a diez, por letras. ¡Qué ocurrencia!

 

El sistema educativo, siempre copiando, emulando, reproduciendo, repitiendo. Perdido la originalidad de un sistema genuino, auténtico, que responde a las exigencias de los tiempos actuales con métodos, técnicas y recursos didácticos de antaño, casi medievales.

 

En una escuela, aún me obligaban a usar gis; y en otra, a usar dispositivos electrónicos exclusivamente: sin libros, sin lápiz o libretas. Con el internet “cayéndose” a cada rato.

 

En el ámbito educativo es donde más se prueba, sexenio tras sexenio. Una ocurrencia quiere superar a la anterior, en gracia, en desgracia y presupuesto. Sin duda, los jóvenes deben construir, por sí mismos, un cuerpo de conocimientos que la escuela no debe “repasar”.

 

Sin embargo, a pesar de la máxima que se leía en el frontispicio de la Academia de Platón: “Aquí no entra nadie que no sepa Geometría”, la escuela mexicana le gusta experimentar nuevos métodos, nuevas teorías, copiadas de la moda, o la nueva ola que algún avezado en docencia presenta a la autoridad educativa en turno, sin considerar el contexto, el sustrato o la aplicación concreta, la operatividad del proceso de aprendizaje o las bondades de la misma.

 

Es la Nueva Escuela, una reforma educativa que se construye desde el escritorio y no desde la escuela.

 

Siempre experimentando con el educando. Se cambian programas, proyectos, se desechan teorías y paradigmas, se asumen otras. Pasamos del paradigma de enseñanza al aprendizaje, de alumnos competentes a incompetentes y temerosos al soltar su dispositivo móvil.

 

Se rechaza la memoria, cuando existe todo un proceso cognitivo al aprehender un nuevo concepto, la memoria se expande y es capaz de hilar nuevas conexiones neuronales.

En voz de un directivo:

 

«— ¡Cuidado con preguntar a los alumnos sobre el material de lectura!

«— ¡Tienen que leer!

«— ¡Es demasiado subjetivo!

 

La voz de un alumno:

 

«— ¿Entonces quiere que me lo aprenda de memoria?

«— No. Sólo que me explique partes de la lectura.

«— ¿O su reticencia me está asegurando que no ha leído?

 

Al aula llegó un filósofo alemán, —el doctor Henry Beck—, invitado por mi profesor Encarnación Anizar, —catedrático de la UNAM—. La clase entera estaba a la expectativa por la oportunidad de tener al convidado de lujo que había sido invitado por la Universidad. El filósofo sólo tomó asiento. Todos callados. Pasaron varios minutos y el silencio podía cortarse con un suspiro.

 

«— ¡Pregunten! —dijo. — ¿Qué podíamos preguntar?—.

«— Todo lo que quieran saber, —masculló, muy al estilo alemán. —Entonces me di cuenta de que para preguntar debemos saber, al menos, la pregunta—. Así lo demostró Newton.

 

Ríos de tinta han corrido para interpretar la realidad: desde los pitagóricos, Heráclito o Parménides, pasando por los racionalistas como Descartes, empiristas como Hume, idealistas como Leibniz y Hegel, y materialistas como Demócrito o Marx. Aristóteles los reconcilia de una manera magistral: “No hay nada en nuestra mente que no haya pasado por nuestros sentidos”. Kant lo recrudece con sus principios “a priori” y “a posteriori”.

 

La escuela platónica tenía ya una base para continuar con la enseñanza, no partía de cero. Supongo que se daba por supuesto la labor de otras instituciones, incluyendo la doméstica, en el saber.

 

Desde mi punto de vista la escuela mexicana se ha especializado en el reciclaje y no en  profundizar los saberes y el aprendizaje. Si se hace un cuadro comparativo sobre los contenidos abordados en la primaria, secundaria y preparatoria, se abordan los mismos temas, al menos en algunos campos, por lo que llegan al siguiente nivel, incluido el superior, con muchas deficiencias.

 

Quizá en las universidades se debería colocar en los frontispicios: “Aquí no entra nadie que no sepa leer y realizar operaciones matemáticas básicas”.

 

Es probable que a nuestros políticos les hace falta abrir los ojos y voltear a las grandes experiencias que han tenido los diversos países en el rubro educativo: Corea, Finlandia, Japón. O, seguramente sea más conveniente que los niños, adolescentes y jóvenes mexicanos no abran los ojos, o que estos sean miopes en la aprehensión y comprensión del conocimiento.

 

Basta con mirar el documental “Educación 2111” para pensar en una verdadera reforma educativa.

 

Posiblemente en el ideario del gobierno federal se impulsa a la educación del conocimiento práctico, técnico y tecnológico, sin oponerse bajo ninguna circunstancia a las humanidades o “las artes”. O, eventualmente, es necesario un nuevo reformador como Carlomagno, para implementar los nuevos estudios del “trívium” y “el quadrivium”. Eran ésos, los tiempos en que el que quería aprender iba en búsqueda o al encuentro del conocimiento, persiguiendo a los mejores maestros.

 

Sin lugar a dudas, la trayectoria del maestro Esteban Moctezuma será un garante para la educación con su propuesta, que considero descabellada, nominada como “La Nueva Escuela”. El titular de la SEP es maestro en economía política y, por lo tanto, tiene los pelos de la burra de la educación en sus manos. Algo debe saber.

 

Él, mejor que nadie, conoce lo que se debe hacer en las aulas. Versado en teorías y autores, paradigmas y propuestas importados desde Inglaterra, debe reconocer que la educación puede liberar o hacer prisionero a un pueblo: dos paradigmas en un solo mito: el de la caverna de Platón.

 

Debe saber más, puesto que yo llegué a ser sólo un bachiller…

 

Concluyo con dos Ximenas: una, la niña secuestrada y muerta por sus captores y la otra, la piloto suicida, intolerante, indolente e imprudente. Las dos fueron despedidas. Una, en su inocencia; la otra, por su incompetencia.

 

La línea aérea salió ganando altura por la publicidad no pagada, a costillas de los rupestres, —quizá sea la gente pobre a la que sólo le alcanza para pagar tarifas que están por las nubes—, porque los viajeros, presos en unas cuantas aerolíneas, constituyen un mercado cautivo en un país que le teme a la competencia.

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