Tijuana, B.C. — Cada día, en el Antiguo Palacio Municipal de Tijuana, un piano suena con acordes de descubrimiento y emoción. No es parte de un concierto, sino de una clase abierta, donde Héctor Gámez guía con paciencia a quienes quieren aprender a tocar, sin importar su edad o experiencia.
Lo que comenzó como una rutina personal —visitar el IMAC para liberar emociones a través del piano— se transformó en una vocación inesperada. Personas que lo escuchaban tocar se le acercaron para pedirle clases. Y Héctor aceptó.
Hoy, de lunes a viernes, imparte lecciones gratuitas a decenas de estudiantes. “Solo se necesita pasión y constancia”, dice. Él mismo descubrió la música a los 14 años, tras escuchar al pianista Richard Clayderman, una experiencia que lo marcó para siempre.
“El piano me permite expresar mis sentimientos; la música es un mundo sin fin, donde siempre hay algo nuevo por decir”, comparte Gámez, quien ve en cada alumno una oportunidad de conectar con ese universo infinito.