Tijuana atraviesa una crisis silenciosa en materia ambiental y urbana: el rezago en áreas verdes. Actualmente, la ciudad ofrece menos de 1 metro cuadrado de área verde por habitante, cifra muy por debajo del estándar mínimo recomendado por la Organización Mundial de la Salud, que es de 9 metros cuadrados por persona. Indicó Marisol Montaño presidenta y fundadora de la asociación civil Hagamos Conciencia.
De acuerdo con datos del Consejo de Desarrollo de Tijuana (CDT), este déficit se ha mantenido por años y se ha agravado con el crecimiento acelerado de fraccionamientos y desarrollos inmobiliarios que no consideran espacios recreativos o naturales suficientes.
“La mancha urbana ha avanzado sin planeación sustentable. Muchos fraccionamientos solo incluyen glorietas o banquetas con árboles como “espacios verdes” sin embargo hay que saber diferenciar de espacios verdes para recreación o esparcimiento de áreas de paisajismo visualmente atractivo para estas zonas.
A pesar de algunos avances, como la creación de parques como Cerro de las Abejas, Esperanto y Parque Natura, el aumento reciente de áreas verdes ha aumentado en un 20 % según datos del Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN), pero aún está lejos de cubrir las necesidades de una ciudad que supera los 2 millones de habitantes.
Desigualdad y abandono
El problema no es solo la falta de metros cuadrados, sino también su distribución. Colonias en la zona este y periferias urbanas carecen por completo de espacios públicos con vegetación. Además, más del 50 % de los parques existentes presentan problemas de abandono, falta de riego o vandalismo.
La escasez de agua agrava la situación. Muchas campañas de reforestación fracasan por falta de mantenimiento y por el uso de especies poco adaptadas al clima local indicó Montaño.
¿Qué se está haciendo?
Diversas autoridades a lo largo de los últimos años han anunciado inversiones por más de 200 millones de pesos para rehabilitación de parques y compra de terrenos donados por inmobiliarias. Sin embargo, sin un plan maestro urbano sustentable, estos esfuerzos serán paliativos.
“No se trata solo de plantar árboles, sino de garantizar que esos espacios estén bien distribuidos, sean accesibles, seguros, sostenibles y se de el adecuado mantenimiento ”, expresó Marisol Montaño, activista ambiental.
Una oportunidad para cambiar
El tema ha empezado a despertar interés en la ciudadanía, que en redes sociales ha denunciado la pérdida de cerros, tala de árboles y la ocupación de áreas verdes por nuevos desarrollos habitacionales.
Como propuesta de parte de la ambientalista está el adoptar modelos de infraestructura verde, reuso de aguas tratadas para riego, y el uso de especies nativas que demanden menos agua y sean más resistentes.
Tijuana está en un punto crítico. Revertir el rezago en áreas verdes no es solo una meta ambiental, sino también un paso fundamental hacia una ciudad más habitable, equitativa y sostenible ecológicamente.