LA NOCHE DE LOS NAHUALES
Benjamín M. Ramírez
He seguido con atención los movimientos con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer —25N— decretado por la Organización de las Naciones Unidas, ONU; los 16 días de activismo que dio inicio el 25 de noviembre y que culminará el 10 de diciembre con el Día Internacional de los Derechos Humanos, las intentonas de la presidenta de la República y las estadísticas presentadas por la ONU.
Según los datos presentados por la ONU a través de su página electrónica una de cada tres mujeres han sido víctimas de violencia física o sexual, al menos una sola vez en su vida y cada diez minutos, una mujer o una niña muere a manos de su pareja u otro miembro de la familia (Organización de las Naciones Unidas, 2025).
Datos alarmantes también son presentados en la dirección electrónica de la ONU: violencia digital, violencia en línea, violencia empleando IA, desinformación y difamación, y un reducido número de países que cuentan con leyes que protegen a las mujeres del ciberacoso, la “machoesfera”, entre otras estadísticas (Organización de las Naciones Unidas, 2025).
Los hechos hablan por sí mismos. La violencia, en cualquiera de sus manifestaciones, es un problema sistémico y los pronunciamientos o acciones encaminadas a su visibilización solo constituyen remedios paliativos a un escenario de dimensiones descomunales.
En un primer momento quiero exponer la situación que se vivió en una escuela secundaria donde unos estudiantes emplearon inteligencia artificial, IA, para la creación de un inventario sexual, un catálogo pornográfico en el que aparecen imágenes de alumnas y alumnos que fueron manipuladas con IA y distribuidas a través de las redes sociales con cientos de fotografías de sus compañeros que salen desnudos y desnudas (Mejía, 2025).
En un segundo término cuestiono, ¿en dónde recae la obligación de prever esta situación que afectó a decenas de alumnos? ¿Es responsabilidad de los estudiantes que emplearon de forma inadecuada el acceso a la tecnología? ¿Es compromiso de los desarrolladores de las plataformas restringir el uso para los menores de edad? ¿El Estado debe salvaguardar la seguridad y la integridad y el bien superior de la niñez? ¿Las leyes deben asegurar el buen uso de las tecnologías? ¿Qué papel desempeñan los padres de familia en la vigilancia de los dispositivos móviles de sus vástagos? ¿Es culpa de los maestros por estas situaciones que se escapan de su control y autoridad?
La violencia se vive en cada tramo del camino, en el lapso del día. Se hace presente en la jovencita que es violentada por su pareja, esa violencia disfrazada en un abrazo de amor, de control en sus redes sociales, de violencia psicológica que impacta en la autoestima de la afectada, en la ansiedad que provoca en el mensaje esperado y que nunca llega, en la obligación del deber sexual sin responsabilidad para una de las partes, en el sufrimiento que experimenta el adolescente cuando recibe comentarios negativos en sus publicaciones, porque la violencia digital es violencia real y no hay excusa para el abuso en línea, reza el portal de las Naciones Unidas (Organización de las Naciones Unidas, 2025).
El problema real, claro y concreto, en nuestro país, tiene nombre: impunidad. El delincuente sabe que las leyes no se aplican, que la fuerza del Estado no se impone, que las diligencias son tardadas. En materia de justicia, las excusas abundan en sus intentonas por aplicar la ley y otorgar seguridad. Porque los aparatos del Estado son inoperables y los legisladores pueden prever penas draconianas, severas, inexorables, impositivas, pero todo es un espejismo, una ilusión.
En nuestro país no se emplea la pena de muerte porque atenta contra los derechos humanos, ya que con la impunidad imperante y los vicios en el manoseo del debido proceso se pueden condenar a un inocente y la reparación del daño se hace imposible. Las leyes amparan la oportunidad de la reinserción social de quien delinque, por ello no se aplica la prisión vitalicia, de por vida, o la cadena perpetua, pero si se logran acumular las penas, situación irrisoria, de sentenciar a un indiciado hasta los 609 años de cárcel.
¿Cómo garantiza el Estado la no repetición de un delito? La danza de los delitos perpetrados suena infinita. Retomo algunos datos presentados por Martínez Veloz: 200,000 asesinatos desde que Morena tomó el poder en el 2018, 57 mil desaparecidos, 2,800 fosas clandestinas…
Han sido las madres buscadoras y no las instancias judiciales las que buscan en el campo de exterminio a sus desaparecidos, porque cuando van a preguntar sobre sus deudos solo reciben maltrato, incomprensión, agravios e intimidaciones. ¿Se justifica el hallazgo de centenares de bolsas con restos humanos en las inmediaciones de un estadio de futbol que será empleado en la justa futbolera del 2026? ¿De qué forma se debe decir a la comunidad internacional que en nuestro país los muertos no se cuentan? ¿Se manifiesta la incompetencia del sistema judicial si en Alemania se persigue, se indicia y se castiga a los delincuentes en menos de 48 horas? ¿Cómo manifestar que en México la justicia no es pronta, ni expedita y tampoco gratuita?
Como reflexión final, en la propuesta tardía de la presidenta de la República, de la homologación del delito de abuso sexual en las 32 entidades federativas, asesoré a un estudiante de derecho próximo a su titulación en este tenor, incluyendo legislaciones de otras naciones en la tipificación de la conducta delictiva en cuestión. Un proyecto que fue calificado por los sinodales con la nota más alta, “Suma cum Laude”.
En algún lugar de la biblioteca universitaria debe estar arrinconada por si le sirve de referencia bibliográfica a los asesores de la mandataria. Constituye un análisis muy completo en cuanto a la tipificación, homologación y castigo del abuso sexual, incluyendo sentencias, jurisprudencia y tesis jurisprudenciales y aisladas, así como un estudio comparativo del delito de abuso sexual a través de la historia, a partir de la magnífica aportación de Gerbino Paola (Gerbino, 2004) L’Abuso Sessuale Dei Minori Nella Storia.
En realidad, no se trata de cuánto castigas sino de la eficacia del castigo: la no repetición de la conducta tipificada como delito. Perseguir, ejecutar y castigar no debe ser un trinomio complejo para los aparatos de justicia.
Termino con la aportación musical de las Cafeteras, mujer soy:
Las niñas, las niñas y las mujeres
Solo pedimos, solo pedimos, solo pedimos justicia
Nos dejan nos dejan con los que haceres
Y un golpe, y un golpe, y un golpe de caricia (Las cafeteras, 2025).
REFERENCIAS
Gerbino, P. (2004). L’Abuso Sessuale Dei Minori Nella Storia. Rassegna italiana di criminologia, 1, 75 – 94.
Las cafeteras. (26 de noviembre de 2025). https://www.musixmatch.com. Obtenido de https://www.musixmatch.com/lyrics/Las-Cafeteras/Mujer-Soy
LEAL, F. (1970). 20 AÑOS [Grabado por L. BABYS]. México, México, México.
Mejía, I. (27 de noviembre de 2025). www.eluniversal.com.mx. Obtenido de Estudiantes de secundaria en Zacatecas crean catálogo sexual con IA; suspenden a directivos y maestros protestan
Organización de las Naciones Unidas. (26 de noviembre de 2025). www.un.org/es. Obtenido de https://www.un.org/es/observances/ending-violence-against-women-day


