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LA NOCHE DE LOS NAHUALES║Benjamín M. Ramírez

 

 

NO COMPRENDO, MAESTRO O LA INCERTIDUMBRE DEL REGRESO A CLASES.

Escribo estas líneas en una franca muestra de solidaridad con los maestros que fueron reprimidos por las fuerzas de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Veracruz —SSP— a las afueras de la oficina del maestro Zenyazen Roberto Escobar García, titular de la Secretaría de Educación, SEV, en los hechos registrados en días pasados.

Al grito de somos docentes no delincuentes, un nutrido grupo de profesores dirigidos por José Arturo Hernández Martínez, líder del Sindicato Democrático de Trabajadores de la Educación, SDTEV, planeaba tomar las oficinas de la SEV y bloquear una de las avenidas principales de la capital veracruzana, aledaña a la dependencia. Los maestros fueron reprimidos, golpeados, detenidos y llevados al cuartel de la policía estatal.

El titular de la SEV justificó el uso de la fuerza al sostener que sí existe el diálogo, un diálogo que reprime y golpea a los profesores por exigir una solución al conflicto sindical y la disposición de las cuotas de los agremiados que rondan por encima de los cien millones de pesos.

El conflicto, que pudo evitarse, ha dado una muestra de la falta de capacidad para la negociación de quienes encabezan las dependencias estatales en Veracruz y que han provocado, los hechos en sí mismos, una serie de reclamos al Ejecutivo Federal que ha impulsado, al menos en el discurso, una política de no represión a las manifestaciones de los inconformes.

Viví la tensión que se siente en los manifestantes y las fuerzas del orden —en octubre pasado—, en la Ciudad de México, mientras acompañaba a la Federación de Sindicatos de los Colegios de Bachilleres del país, encabezado por el doctor Víctor Pinot, líder sindical del Colegio de Bachilleres del Estado de Chiapas, y del ingeniero Eric Garibo, líder del SPCOBACH de Baja California.

Por supuesto que el manifestante se debe atener a las consecuencias, a la represión y detención arbitraria y a los reclamos de propios y extraños ante la flagrante violación de los derechos de terceros. En ese caso, como el de los maestros veracruzanos, se exigía y se sigue exigiendo justicia, es decir, lo que a derecho corresponda. No más, no menos.

Quizá a Zenyazen se le ha olvidado a qué saben los golpes y las vejaciones de antaño, probablemente se ha acomodado tanto en el confort de su oficina y se ha olvidado del devenir cotidiano de la lucha sindical y lo que ello representa.

Con las torpes justificaciones que ha dado ante la brutalidad policiaca acometida en contra de los inconformes deja en mal al gobierno que encabeza el tibio gobernante experto en matemáticas, pero pésimo en la gobernanza y pronto con el garrote, y al mismo tiempo, ha evidenciado que nada ha cambiado con los regímenes de antaño que, a golpe y porrazo, te sentaban a la mesa de las negociaciones.

Los hechos brutales en contra de los docentes han sido tomados como bandera de la oposición que, ni tarda ni perezosa, aprovecha la incapacidad y la ineptitud del titular de la SEV.

Desde mi juicio, Zenyazen ya debería ser llamado a presentar su renuncia o el gobierno del Estado está en riesgo de enfrentar una catástrofe con el resultado de las elecciones a lo largo del estado que le apostó al cambio y sólo ha recibido justificaciones con el acre y nauseabundo olor de la incompetencia y de la represión.

Aquí no para todo. En el estado de Chiapas, también Rutilio Escandón ha usado la fuerza para reprimir a los estudiantes normalistas de la Escuela Rural Mactumactzá que sólo exigían mejoras en la educación.

Al bloquear las vías de comunicación y la retención de vehículos particulares, elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, SSP, de Chiapas, reprimieron la manifestación y procedieron a la detención y el desalojo de las vías bloqueadas. El resultado fue de 95 estudiantes detenidos, en su mayoría mujeres, quienes se encuentran a disposición de la Fiscalía del Estado, FGE, para responder por los delitos de motín y robo.

Por estos hechos la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a través de su cuenta oficial, @CIDH, ha exhortado a las autoridades del Estado Mexicano para que investiguen posibles actos de tortura, vejaciones y violaciones a los derechos humanos, principalmente en lo que se refiere a las agresiones sexuales como tocamientos y desnudamiento, el uso excesivo de la fuerza y determinar la situación jurídica de las personas detenidas según los estándares de los Derechos Humanos.

Desde estas líneas expreso mi solidaridad con los estudiantes a quienes se les ha dictado prisión preventiva y mi exhortación para que se respete el debido proceso y se atiendan las demandas que han provocado la protesta de los normalistas y profesores, frente al rezago educativo que impera en Chiapas y en el país.

Concluyo esta entrega manifestando mi deseo en comprender la necedad del imperioso regreso a clases presenciales a escasos días de concluir el ciclo escolar. Ante este argumento remito la situación que se presenta en los estados de Campeche y Nayarit ante el aumento de los casos de contagio por el COVID-19.

Espero que la urgencia por el retorno a las aulas vaya acompañado por el sentido común, y que Veracruz no sea el tercer estado en suspender actividades escolares presenciales, y retorne al semáforo amarillo. Además, se deberá considerar la situación socioemocional de cada sujeto inmerso en el proceso de los aprendizajes, profesores, personal de apoyo, alumnos y padres de familia.

Sí, yo también quiero desprender la retina del monitor que esclaviza, subyuga y somete. Respirar la discusión que se da en el aula, compartir puntos de vista y vivir el diario devenir del ajetreo de la modalidad escolarizada, pero no a costa del sacrificio o la inmolación.

 

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